Me gusta este apunte final sobre la conciencia de unidad. Y me apetece tirar del hilo que me ofreces al abrazar el misterio, porque creo que misterio y duda van de la mano. No deja de ser una escapatoria plausible para quien busca el sentido de la vida y no acaba de entender qué pinta en todo esto el sufrimiento o la mentira. Quien duda, quien reconoce que no es posible comprender todo, puede plantearse que nada es lo que parece.
Por tanto, el sufrimiento y la mentira tampoco son lo que parecen ser. Reconozco que es poco bagaje para afrontar esta senda oscura, pero ahí es adonde puedo conectar con el hecho de sentir la conciencia de unidad, que no es otra cosa que la inconsistencia de la individualidad. Si yo no soy solo yo, si somos invariablemente un todo, el sufrimiento no deja de ser otra cosa que un contrapeso en un complejo sistema en el que suceden simultáneamente placer, dolor, alivio, pesar, vida o muerte.
Seguro que puedes darme algo de luz sobre todo ello.
Era por eso que yo te planteaba la idea de una Voluntad global (no personal; no necesariamente buena o mala en un sentido humano). Una voluntad es un sistema y es una conciencia de sí, una razón de ser en sí. Lo contrario sería una sinrazón. No veo una cosmología regida por la sinrazón, ¿no te parece?
El problema es que, aunque la teoría pueda construir una estructura de pensamiento en la que colocar cada elemento de la experiencia en su lugar, el vivir se pone tozudamente complicado día a día. Necesitamos herramientas para superar la debilidad que significa afrontarlo todo desde un yo terriblemente insuficiente. Y a mí no me sirve la falacia de la egolatría, de la sumisión o del poder. Entraría en contradicción con la conciencia de unidad.
¿Qué puedes ofrecerme?