Fuente Hondera (Capileira)

25 agosto 2025

Sobre el sufrimiento 8/8

 

Entrando en Capileira
Óleo sobre lienzo. 195x165cm. 2023 
Berto Martínez Tello

Es posible, sí, que hayamos llegado a una playa tranquila, donde reposar de las inclemencias del vivir desconectado de nuestro propio ser. Pero este locus amoenus no es un lugar, porque no está fuera, como tú, querido amigo, nos has puesto delante de los ojos para verlo, citando a Salvador Paniker.

Ésta sí que es la mayor ignorancia y, por lo tanto, el origen de nuestros sufrimientos más básicos, que acaban arrastrando al resto de sufrimientos de la vida cotidiana. La angustia básica. La separación de uno mismo, ser fruto desgajado. Un vacío negativo, impulsado por el miedo y los deseos, que nos arrastra hacia la depresión, la inseguridad o la tensión. Un malestar subterráneo que sentimos y que no reconocemos por qué lo sentimos, que nos lleva a vivir sin vivir, a ser sin ser, a iniciar una huida hacia adelante... buscando sustitutos o distracciones, atesorando, obligándonos, poseyendo, dominando o dejándonos dominar por otros. Esa búsqueda de una “autoridad exterior”, de la que hablas, toda vez que nos hemos desconectado de la nuestra, única, propia, inmarcesible, autoridad interior, que nos dona independencia, autonomía, disponibilidad, libertad, creatividad. Criterio propio. Esa fuente de autenticidad personal que los indúes han llamado “conciencia-testigo” y los estoicos “principio rector” o hegemonikon.

¡Qué bien se está en esta playa tranquila, mecidos por las olas, siendo conscientes de las olas, del aire que rodea nuestro cuerpo y lo acaricia, de nuestro cuerpo, de nuestros pensamientos, de nuestras emociones, de nuestras reacciones... de dónde y por qué nos vienen! Que yo soy eso y no soy eso. Que yo soy quien se da cuenta de sí, mientras piensa, siente o hace. Y que esto sólo requiere cultivarse. Porque siempre está ahí, porque siempre ha estado aquí, pero lo habíamos olvidado. Nuestra época necesita esta re-apropiación fundamental. En términos de Ortega y Gasset, el verdadero tema de nuestro tiempo sería descubrir quién soy yo. Y des-cubrir no es inventar o crear, sino quitar las capas de ignorancia, los obstáculos que cubren el fondo de luz, para que reluzca.

“Abandone todas las preguntas excepto una: «¿quién soy yo?». Después de todo, el único hecho del que usted está seguro es que usted es. El «yo soy» es cierto. El «yo soy esto» no. Esfuércese en encontrar lo que usted es en realidad.” Esto nos aconseja el sabio Sri Nisargadatta Maharaj y, con él, todas las tradiciones sapienciales de culturas diversas. Pero esto no es lo que se sabe, o se sabía desde antiguo, sino lo que ha sido experimentado una y otra vez, y nosotros podemos llegar a experimentar por nosotros mismos.

Solicitas un método y una nueva educación. Y para ese camino o vía (“methodos”) no hay que desplazarse, sino arribar. No hay que salir de sí, sino soltar todo lo que nos está ahogando y reconocernos. No ir, sino regresar. Descansando en el silencio que somos, desde donde emergen todas nuestras posibilidades de ser y de vivir. Y claro, evitar el error que nos ha consumido en nuestra prepotente civilización moderna: convertir una experiencia en una idea o un objeto, lo interior en exterior, sustituir el ejercicio por un saber o una representación teórica. Un eje nuevo para una educación de nuestro tiempo. ¡Imagina escuelas en donde la meditación, la música, la inteligencia emocional, la filosofía practicada o la escritura creativa fueran las asignaturas! ¡Imagina de adultos, qué ingenieros, médicos, políticos, científicos o profesionales de cualquier tipo! Porque los problemas que nos acucian en nuestro tiempo no son el problema, sino la madurez de los sujetos que han de enfrentarse a ellos, su grado de desarrollo de la conciencia. Salud, para que lo veamos.


Antonio Sánchez

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios